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Agua!!

By 27/04/2021 No Comments

Madrid, una capital europea sin río ni costa, una construcción completamente absurda y encima, en medio de una polvorienta meseta. ¿Qué habrán pensado los primeros pobladores musulmanes a mediados del siglo IX cuando fundaron una fortaleza en esta ubicación dándole el nombre de «Mayrit», lugar de muchas aguas? Pero aunque hoy parezca mentira sí había lagunas, pequeños arroyos y un río. El río Manzanares.

A primera vista queda claro que este río no puede competir con el Danubio o el Rin y a lo largo de la historia no faltaron las malas lenguas que se burlaron de su pequeñez. Según el archisarcástico Francisco Quevedo, el Manzanares no era un río sino aprendiz de río, nada más que meado de asno. E incluso después de que arquitectos estrella como Juan de Herrera o Pedro Ribera embellecieran su aspecto con puentes imponentes la burla continuó: “Tantos puentes y tan poca agua” decían los madrileños. Tampoco los ambiciosos proyectos de canalización para conectar el Manzanares con el Guadarrama, el Guadalquivir y el Océano Atlántico tuvieron éxito. Un río a todas luces indigno de la nueva capital del reino.

Estas críticas exageradamente crueles no le hacen justicia a nuestro riachuelo capitalino que a lo largo de su cauce de 92 km tiene mucho que ofrecer. Desde su nacimiento a una altitud de más de 2000 metros en plena Sierra de Guadarrama recorre la Comunidad de Madrid de norte a sur, pasa por monumentos tan singulares como el Castillo de los Mendoza en Manzanares el Real, por construcciones espectaculares como el Embalse de Santillana y atraviesa la zona del Monte del Pardo donde ya entra en la órbita de la capital.

De alguna forma, los madrileños hicieron las paces con el Manzanares. Sobre él y en él se lavaba la ropa, se organizaban fiestas y procesiones en honor del santo local Isidro. Incluso Francisco Goya inmortalizó el río a finales del siglo XVIII en numerosas de sus hermosas pinturas de género . Pero este acercamiento emocional duró poco. El siglo XX desterró el río de la ciudad al convertirlo en acequia lateral de una monstruosa carretera de circunvalación, la M30. Durante décadas fue degradado, ahora sí, a la condición de meado de asno  y expulsado de la vista de los madrileños. Desde los años 70 la ciudad realmente no tenía más agua en el espacio urbano aparte de varios lagos de algunos parques.

Pero por suerte con el nuevo siglo llegaron nuevas sensibilidades y nuevos proyectos entre ellos el soterramiento del tramo occidental de la M30 que dio lugar a lo que hoy conocemos como Madrid Río. Un espacio verde en el sur de Madrid, con diferentes jardines, pequeños pinares, puentes vanguardistas, zonas infantiles y de ocio y el impresionante centro cultural Matadero. Por no hablar de su prolongación, el Parque Lineal del Manzanares, donde el río recupera su cauce natural y se convierte en paisaje idílico en pleno Madrid.

Hay río en Madrid, hay agua. Y es todo un éxito de público.

Thomas Rudolf Büser, habilitación no. 818