Seguro que has oído hablar del rito japonés de acudir a contemplar la belleza del florecer de sus venerados cerezos. Esa tradición se denomina Hanami (花見 lit. «ver flores»).
¿Te imaginas poder vivir una experiencia semejante en Madrid? Prepárate para un paseo inolvidable. Los almendros de la Quinta de los Molinos están a punto de florecer. Acércate a disfrutar del estallido de color de un espectáculo tan sobrecogedor como efímero. Este año 2021, en Madrid, hemos sufrido un enero frío y con una nevada histórica. Dependiendo de los veleidades climatológicas, este festival sensorial sólo podrás gozarlo durante dos o tres semanas: entre finales de febrero e inicios de marzo.
La Quinta de los Molinos era una antigua dehesa que perteneció, alternativamente, a varias familias nobles. En 1920 el VI Conde de Torre Arias le cedió al arquitecto César Cort Botí una parte de sus terrenos. El urbanista, posteriormente, fue ampliando la propiedad tras comprar parcelas contiguas llegando a alcanzar una extensión de 28 hectáreas. Amigo y seguidor de Arturo Soria, Cort fue un afamado arquitecto, ingeniero y urbanista “reclamando la definición de una política municipal de gestión del suelo desde su puesto de concejal monárquico en el Madrid de la Segunda República”. El urbanismo decimonónico estaba en crisis al ser incapaz de enfrentarse al problema de la expansión desordenada de las ciudades. Los teóricos del momento buscaban respuestas a las demandas de alojamiento masivo en las urbes. En su libro Campos urbanizados, ciudades rurizadas se abordan los postulados de un urbanismo organicista. Su máxima es que ciudad y naturaleza deben de estar perfectamente integradas para no asfixiar a sus habitantes. Precisamente, en este entorno de la periferia capitalina, Cort puso en práctica algunas de sus ideas desarrollando la ciudad-satélite de Las Mercedes en las proximidades de su finca de la Quinta de los Molinos.
El Ayuntamiento de Madrid, tras la muerte del creador y previo acuerdo con los herederos, se hace en 1982 con 21ha. de la finca. Huertas, lago y jardín están catalogados como Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. ¿El motivo? Así lo explica el Consistorio: “Las arquitecturas que acompañan al jardín, incluido la casa palacio, forman un conjunto único de la arquitectura prerracionalista madrileña de principios del siglo XX, sobre todo porque no existe en toda la ciudad un jardín tan extenso y tan bien conservado de aquel periodo”.
En la zona norte del complejo, de estilo romántico paisajista, encontrarás vestigios de un complejo sistema de circulación de agua (albercas, fuentes y balsas) que provenía de pozos y manantiales. Podrás descansar junto a un pequeño estanque o buscar los trazas de los dos molinos que dan nombre al vergel. Zona frondosa y umbría que invita al paseo sosegado.
La mitad sur, de carácter agrícola, ofrece una división en cuarteles de distintas variedades de almendros. Caminos y paseos, enmarcados por coníferas y frondosas, circunscriben la plantación de los almendros. Los taludes laterales fueron marcados con arbustos de flor y con lirios. Sus 25 hectáreas actuales incluyen una enorme variedad de especies vegetales: olivos, pinos, eucaliptus y los citados almendros.
Cort acopla paisajismo y arquitectura a través de la construcción del palacete, inspirado en el estilo de secesión vienesa, que convirtió en su residencia. Esta obra, todavía visible pero desvirtuada, constituye uno de los pocos ejemplos madrileños del modernismo austríaco de época tardía.
La Quinta de los Molinos está situada en calle de Alcalá 527, en el distrito de San Blas, junto a la salida del Metro Suances (L5). Es una instalación parcialmente accesible para personas con movilidad reducida.
Gerardo Rappazzo Amura Guía oficial de Madrid Carnet Nº 654 (2001)
